El asesinato de estado. Obama: Osama Bin Laden. Trump: Al Bagdadi, líder del Estado Islámico. Más tarde Israel con el líder de Hamas, Yahya Sinwar…
Estados democráticos y asesinatos militares ante los ojos de la población.
El lenguaje de la revancha normaliza los homicidios de estado. La falta de respeto a la democracia aflora cuando creemos que la venganza es legítima. Es el lenguaje del antiguo testamento frente a la decencia democrática y la fragilidad dogmática del nuevo testamento. Es el judaísmo sionista ganándole, a la filosofía, la hegemonía del derecho. Los que creen la democracia se fortalece con la fuerza, se equivocan. La democracia se hace frágil cuando se comporta con fortaleza, y se fortalece cuando asume su fragilidad. Matar en la venganza nos embrutece como colectivo y quema las constituciones.
Pero todo sucede en silencio. Nadie ve las atrocidades cometidas contra el cerebro.
Demolen la democracia aquellos que deberían ser los principales interesados en preservarla.
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