Putin está empezando a perder fuelle, pero no lo digo en términos de fuerza militar, que no es así, sino en su dominio de la escena. Lo de ayer me tiene aún sorprendido.
Frente a miles de personas que le seguían por la televisión rusa (de una libertad de prensa fuera de toda duda), Putin se ofreció a contestar muchas preguntas de intereses muy diversos a la población... Durante su inacabable perorata sacó el duelo medieval:
"Propongo a Occidente que hagamos una competitción. [El ganador se quedará Ucrania y a cuantas doncellas pueda. Esto lo he añadido yo]. La prueba consistirá en que Rusia lanzará un Oreshnik sobre, por ejemplo, Kiev (¡¡¡por ejemplo!!!), y todos los sistemas militares occidentales estarán allí para intentar detenerlo. A ver quien gana".
Sigue mostrando sus indecentes Oreshnik como si le fuera la vida en ello, y seguramente le va la vida. Parece que nadie se ha tomado en serio su amenaza y él sigue erre que erre. "Que son la bomba", "Que como los empecemos a lanzar, vais a alucinar", "Que lo digo en serio".
Parece que no sabe cómo configurar el escenario que le permita hacerlo, pero se muere de ganas.
Suena a bravuconada porque él está en la calle negociando con los seguratas... Pero ya sabe que no lo van a dejar entrar... Éste vuela la disco y se monta otra...
Voy a preparar el desayuno.
MIentras hago el café recuerdo lo que iba diciendo ante las cámaras junto a banderas de soldados rusos del frente a los que agradece tanto su trabajo (como si fuesen administrativos y esforzados comerciales)... "Rusia es más fuerte que nunca, porque es independiente y autónoma". El sueño de la autarquía igual es lo que vende en su comarca pero, como mensaje internacional, no se lo debe de creer ni él. Creemos en lo que podemos. Con todo, sigue siendo nuestro psicópata y aún no sabemos como sacárnoslo del zapato.
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